¡Qué bien sienta un vuelecito después de una dura jornada laboral! Pues sí, a los aerotrastornados como nosotros, hasta el médico nos recetaría un vuelo entre semana. Todos los que volamos sabemos de los efectos terapéuticos que tiene poder despegar los pies del suelo de vez en cuando, ¿o no?.
Ésta vez ha sido un vuelo local, apenas una hora de vuelo a última hora de la tarde, no sé por qué, pero los vuelos al atardecer tienen un encanto especial, será el sol cayendo hacia el horizonte que ilumina ya sin ganas los prados que rodean el campo de vuelo, o será la tranquilidad de volar en un aeródromo prácticamente vacío. ¿Qué más da? La cuestión es que un día más, hemos podido disfrutar de nuestras máquinas, surcando los cielos, y además…todavía es viernes.
EC-EX4
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