Llegamos al campo, y la manga nos dedica una inocentada: un viento frío, cruzado y racheado nos da la bienvenida. Pues vaya, nosotros que creíamos que íbamos a tener una excelente tarde para volar…Pero bueno, hace falta algo más que viento para que las avispas se queden en el panal.
Nos abrigamos bien, arrancamos motores y paseíto hasta la cabecera de la 35. Después del despegue, directos a la ladera dónde habitualmente vuelan los veleros, jugamos un poco con las ascendencias y seguimos nuestra ruta hasta el circuito de Castellolí, viramos al norte hasta los molinos y disfrutamos con las vistas del sol que, cansado, tiene ganas de esconderse, ¡precioso!
Volvemos al campo y aterrizamos rozando el ocaso. 40 minutos más de vuelo a nuestras espaldas ¡Genial!
El sábado haremos el último vuelo del año ¿Quién se apunta?
EC-EX4
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