Esta ha sido, sin duda, la semana más dura desde que formo parte de la patrulla Avispa. Un hecho conmovedor nos reunía a la mayoría el miércoles y nos tenía con el corazón en un puño. Pero la vida no se detiene y tenemos que seguir mirando adelante. Creímos que nuestro mejor homenaje al compañero es seguir sus lecciones y volar. El sábado había bastante gente en LEIG; sin embargo, el viento y las lloviznas intermitentes desaconsejaban elevarse. Mejor dedicarse a mantenimiento.
Hoy ha sido diferente: sol radiante, viento escaso; por eso entre las 10 y las 11 de la mañana había bastante actividad en la patrulla. No habiéndose planificado ninguna actividad conjunta, cada uno iba a su bola. Nosotros hemos decidido volver a la zona del Pla d’Urgell.
Teníamos en servicio la pista 35. Poco a poco hemos ido saliendo mezclados con otros usuarios del aeródromo. Una vez en el aire y en circuito, hemos comunicado que abandonamos el campo en dirección NW, hemos seguido una ruta más al S que en otras ocasiones. Por ello hemos sobrevolado los magníficos monasterios cistercienses de Vallbona de les Monges y Poblet, para atravesar una línea de molinos y entrar en la zona de Urgell. A una distancia prudencial, nos hemos comunicado con el campo de Mollerussa para preguntar si había tráfico por la zona. Nos han contestado que no y que, si queríamos aterrizar, tenían en servicio la pista 23. Aceptando la invitación, hemos entrado en circuito en viento en cola 23, base, virando a final; toma perfecta.
Al llegar al parking, muchos más coches que avionetas y, por descontado ningún autogiro. Intercambio de saludos con algunos presentes, acompañados de comentarios sobre algunas incidencias, despedidas y regreso a casa. Esta vez desplazando la ruta más al N, atravesando la Segarra. Ciertamente la vuelta ha sido más rápida; con viento de cola no es lo mismo.
Mientras volvía a casa pensaba que durante el día de hoy he tenido la sensación de que no volaba solo.
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