martes, 13 de noviembre de 2012

LA DESPEDIDA

Nuestro amigo Marcos Chuliá nos explica sus sensaciones cuando a de despedirse de su compañero de aventuras.

La despedida.

El pasado 2 de octubre de 2012 fue uno de los días más duros que he tenido que sufrir y por otra parte de los más placenteros.

La cosa es que tuve que vender mi M24.
Me comprometí a llevárselo a los nuevos propietarios, lo cual creía que me iba a resultar más sencillo de lo que en realidad fue.
No me enrollaré mucho ya que es un episodio no muy agradable de recordar.
Fue como desprenderse de un hijo, de no volver a verle.
Por otra parte, el "homenaje" que nos hicimos fue estupendo. Disfrutamos de esos últimos momentos, desde Garray a Camarenilla, juntos en amor y compañía.
Salimos de Soria con una mañana preciosa.

Mi amigo José Manuel se ofreció a acompañarme. Bajamos por Sigüenza y volvíamos por Marugan. Hicimos la ruta a Camarenilla, ruta que podríamos hacer ya con los ojos cerrados. Teníamos cierta prisa pero a pesar de ello, como es una ruta que siempre hago con prisa "a la trocha" decidimos ir tipo autogiro: viendo pueblos y castillos.


Pasamos por la estupenda localidad de Rello, pueblecito amurallado medieval que ha mantenido ese encanto porque sus calles son tan estrechas que no pueden entrar los coches.

En un momento dado me dio por pensar que no había puesto el tapón de la gasolina, cosa que me extrañaba, pero decidí hacer "una última paradita extraoficial" en una carretera.
Efectivamente no me lo había dejado. Todo correcto, a seguir.








Pasamos por Atienza, tantas veces bordeada y que ahora, por primera vez veía a ver su impresionante castillo , o eso decían, que es un impresionante risco natural con una torre encima.








Después de Atienza disfrutamos las crestas de los pequeños montes que hay antes de la inmensa llanura Madrileño-Manchega. Divertido. Lástima que estuviera tan seco.








Ni gota de agua en los pantanos. Vaya veranito que hemos tenido.

Más castillos en la ruta, ahora de los de verdad.











Y así, viendo urbanizaciones abandonadas, campos de golf, fábricas inmensas, etc, llegamos hasta Camarenilla.

La última visión que tengo de mi M24 es esta: mi chiquitín con su nueva propietaria.





Pero mis recuerdos de los buenos momentos que hemos pasado juntos, esos los guardo para mi, así que perdonar que no os los ponga. Es lo único que me queda de él.
 
 
MARCOS CHULIÁ QUINTANA
Club Deportivo MILLAEREA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario